Generar una expectativa positiva es el mejor combustible motivacional del que disponemos en lo relativo al entrenamiento y educación de un perro.
La expectativa positiva se consolidará en el perro con base a experiencias placenteras asociadas al entrenamiento y a la interacción con su guía. También estará condicionado por la capacidad del educador para crear un contexto emocional óptimo y empatizar con el can.
La obtención de un refuerzo positivo, tiene un tiempo limitado, pero la expectativa positiva preservará su automotivación en todo el contexto del entrenamiento.
La motivación es el proceso que inicia, guía y energiza una conducta con la finalidad de lograr un objetivo.
En el entrenamiento y la educación canina, los refuerzos positivos, serán el combustible que dinamice el aprendizaje y proactividad del perro.
Para que un estímulo sea conceptualizado por el can como un reforzador positivo, tendrá que tener un componente motivacional que le genere la necesidad de obtenerlo.
No obstante, debemos tener cuidado con los refuerzos positivos que lo sobre-estimulen, ya que pueden ser contraproducentes (utilizar los premios de más motivación como refuerzos diferenciales o como iniciadores o finalizadores de las sesiones de entrenamiento).